martes, 14 de octubre de 2008

LOS INSTITUTOS VUELVEN A LA CARGA CONTRA LA ELITIZACIÓN DEL ACCESO A LA UNIVERSIDAD

Este verano las autoridades educativas se han propuesto adaptar la Prueba de Acceso a la universidad (selectividad) a las exigencias del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES). En la actual selectividad, la nota obtenida en el Bachillerato valía el 60% y la de selectividad el 40%. Si bien en la nueva sigue así, ahora el trabajo realizado durante los dos cursos de Bachillerato pierde valor frente al peso que adquiere la selectividad, que puede llegar a representar el 80% de la nota, con la introducción de las pruebas “voluntarias” para subir la nota.

Antes la selectividad tenía dos fases, una igual para todos, en las que nos examinábamos de las asignaturas comunes, y otra correspondiente a las materias de nuestra modalidad, en la que podíamos elegir una. Ese 40% que valía la selectividad se repartía equitativamente entre las comunes y las de modalidad.

Ahora también consta de dos partes: la fase general, en la que entran las comunes y una de modalidad; y la específica, en principio de carácter voluntario, en la que nos podremos examinar de dos asignaturas elegidas por nosotros, que se convierten en decisiva a la hora de lograr una nota alta.

Además, las facultades podrán señalar aquellas materias necesarias para entrar en ellas, por lo que el alumno tendrá que tener muy claro qué carrera realizará para prepararse en esas asignaturas, perdiendo la oportunidad de entrar en otras, si es que no logra obtener la nota. Pudiendo variar de 2 a 4 puntos los conseguidos para entrar si dichas asignaturas coinciden con las elegidas por la facultad.

Tenemos, por tanto, una selectividad a la carta en la que, a pesar de su aparente flexibilidad, la capacidad de elección y decisión del estudiante que va a acceder a la universidad se ven reducidas, por no hablar de la especialización que se nos exige, cada vez más temprana, y en la que la responsabilidad del éxito o fracaso vuelve a recaer sobre los estudiantes y sus padres, que son los que costearán los gastos, y no sobre el sistema educativo, que se desentiende.

Todo esto conlleva la elitización, aún mayor que ahora, del acceso a la universidad, ya que los alumnos que puedan permitirse clases particulares podrán prepararse mucho mejor para puntuar alto. Se ve de manera aún más clara en la introducción de la prueba oral de idioma, a partir del curso 2011/2012, en la que tendrán ventaja los centros bilingües, privados y aquellos alumnos que puedan costearse una academia privada.

El proyecto de Real Decreto establece en el artículo 11 que estas pruebas se realicen con un examen tipo test, un cuestionario cerrado con distintas opciones entre las que elegir una única respuesta correcta. A través de este tipo de prueba se potencia un aprendizaje memorístico, en el que no cabe la construcción del conocimiento por parte del alumno y en el que éste se limita a señalar la respuesta correcta. Además, dada la importancia que estas pruebas adquieren en la nota final, pudiendo llegar a valer sólo dos puntos menos que los años de Bachillerato, es completamente ridículo subordinar el futuro de una persona al resultado de unas pruebas en las que normalmente el azar juega un papel importante.

Sin olvidar que el Bachillerato pierde valor en sí mismo. A pesar de que esta etapa ya no es obligatoria, no todos los alumnos que lo cursan dirigen sus expectativas hacia la universidad ni es ésta la única finalidad del Bachillerato, que es, además de capacitar al alumno para acceder a la educación superior, proporcionar la formación, madurez intelectual y humana, conocimientos y habilidades que les permitan desarrollar funciones sociales e incorporarse a la vida activa con responsabilidad y competencia (LOE, art. 32). Ya sólo tiene sentido en tanto que prepara para superar el examen de selectividad, pudiendo reducirse así el número de estudiantes de bachillerato.

La nueva selectividad también exige un 5 para aprobar, y no un 4 como hasta ahora, elevando la dificultad para superar la prueba, lo cual, no lo olvidemos, no te garantizará el acceso a la carrera que quieras estudiar frente a los 14 puntos que como máximo se podrán alcanzar.

Estas pruebas “voluntarias” serán necesarias, sobre todo, en aquellas carreras en las que hay más demanda. Concentrándose ésta en las carreras biosanitarias (327%), más ajustadas en las ciencias sociales y jurídicas (106%) y sobrando plazas en Ciencias Experimentales (cubriéndose sólo el 66% de la oferta), Enseñanzas técnicas (88%) y Humanidades (68%), según un estudio de 2006/2007 del Consejo de Universidades al que se hace referencia en la nota de prensa del 9 de Julio de 2008 del Ministerio de Educación sobre la nueva selectividad.

Se trata, pues de ajustar la oferta con la demanda del mercado laboral, subordinando nuestros intereses a los del mercado. No facilitando el acceso a la universidad para todos, lo que unido a los obstáculos que el EEES impondrá a los estudiantes y a los que este cambio de la selectividad no hace más que complementar.

De momento, esta selectividad comenzará en el 2010 y se trata aún de un proyecto, que, como tal, todavía no ha sido aprobado, y del cual no se ha informado ni a estudiantes ni al resto de la comunidad educativa.

Es por ello que estudiantes de todo el estado, universitarios y de institutos, nos estamos organizando para hacer frente al ataque que el EEES supone para la educación pública y que la nueva selectividad refuerza. El curso pasado, en octubre, se aprobó el Real Decreto que regulaba la nueva estructura de los planes de estudio y que consiguió reactivar la lucha en todo el estado, un paso más del proceso de Bolonia que en España ya se inició en 2001 con la LOU, que fue fuertemente contestada por los estudiantes

A principios del curso pasado fue arquitectura la que salió a la calle porque con los nuevos planes de estudios saldrían arquitectos que no podrían firmar proyectos y en Galicia la Facultad de Ciencias Políticas se encerró para rechazar su nuevo plan de estudios, que devaluaba su formación al retirarle asignaturas claves para desempeñar su profesión. Este curso destacaron las luchas en Sevilla y en Barcelona, y ya a final de curso a Madrid donde los estudiantes estuvieron encerrados durante un mes y donde consiguieron que el claustro de profesores rechazara el nuevo Master de formación del profesorado de secundaria (antiguo CAP).

En mayo tuvo lugar un encuentro estatal en Sevilla, al que acudieron estudiantes de distintos puntos del estado (Madrid, Valencia, Barcelona, Murcia,… y otros puntos de Andalucía) en el que se acordó una movilización conjunta en torno al 13 de noviembre y que ha servido para extender el movimiento estudiantil a otras zonas como Extremadura, Castilla y León, Asturias, etc.

Este curso tenemos dos fechas claves, la del 22 de Octubre, convocada por el Sindicato de Estudiantes, con motivo de la nueva Selectividad y a favor de la educación pública en general, que puede servir de puente entre los estudiantes de instituto y los universitarios y servir como acumulación de fuerzas para el 13 de noviembre. Aunque el Sindicato de Estudiantes no haya contado con el trabajo realizado por las asambleas de estudiantes que han estado movilizándose a lo largo del curso y haya hecho un llamamiento de coordinación estatal al margen del realizado por el encuentro de estudiantes de mayo, creemos que es importante apoyar todas las iniciativas que surjan contra estas políticas, en tanto que benefician al movimiento estudiantil al potenciar la construcción y la extensión de la lucha, en este caso a los institutos.

Es hora ya de salir a las calles y unir todas las fuerzas estudiantiles posibles para parar un proceso que viene a privatizar, a elitizar y a mercantilizar la educación pública superior y qué va a suponer un deterioro en nuestra educación pero un gran beneficio para las grandes empresas. Por eso, “… A la calle que ya es hora de pasearnos a cuerpo y pensar que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo…” (Gabriel Celaya).

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