Comienza
un nuevo curso académico para el estudiantado, pero este curso no
tiene nada de nuevo: las condiciones de estudio y las condiciones de
vida de lxs jóvenes siguen empeorando, como todos los cursos. Ante
esta dramática situación, tan solo nos queda una respuesta: la
movilización y la protesta.
Sin
embargo, no cualquier movilización es capaz de enfrentarse contra
las políticas educativas que nos aplican y vencer. No cualquier
protesta estudiantil consigue hacer retroceder a los gobiernos del
Estado español. Únicamente a través de una movilización por parte
de la masa de los estudiantes, de una forma combativa y con capacidad
de atraer a la movilización a sectores de la clase trabajadora se
podrá hacer tambalear la voluntad de estos gobiernos. Tenemos como
ejemplo de esto la lucha contra el CPE en Francia, donde el
presidente Villepin cedió ante el temor de la convocatoria de una
huelga general.
Por
tanto, sabiendo que la movilización de unxs pocxs no nos permitirá
conseguir nuestras reivindicaciones, la pregunta a la que hay que dar
respuesta es a cómo convencer a nuestrxs compañerxs de la necesidad
de movilizarse conjuntamente para mejorar nuestras condiciones de
estudio.
Si
analizamos con frialdad la historia cercana del movimiento
estudiantil en el Estado español, encontramos que sufrir derrotas es
el peor enemigo para que lxs estudiantes nos organicemos y nos
movilicemos. El haber dedicado nuestro tiempo protestando para no
haber obtenido ningún fruto nos frustra y nos desilusiona. El
ejemplo más claro es la derrota que supuso la implantación de LOU,
cuyas consecuencias aún vivimos, ya que, desde aquello, no ha vuelto
a haber un movimiento estudiantil de masas en el Estado español.
Nuestra misión, por tanto, es pelear cara a cara contra las
consecuencias de estas derrotas. Y para luchar contra estas
consecuencias, la única posibilidad que tenemos es la de conseguir
pequeñas victorias que nos permitan hacer pedagogía con nuestrxs
compañerxs de clase sobre la necesidad de pelear conjuntamente por
resolver nuestros problemas.
Esta
misión nuestra nos orienta sobre qué organización estudiantil
debemos construir para convencer al resto de estudiantes de unirse a
la lucha. Esta organización estudiantil debe ser una organización
obsesionada con la búsqueda de victorias, por parciales que sean,
porque es el único método para enfrentarse a las consecuencias de
las derrotas. Debe, por tanto, pelear por los problemas más
concretos de lxs estudiantes porque son los que más nos preocupan.
Este tipo de organización, que pelea por lo que nos afecta más
directamente y que es permanente en el tiempo, es un sindicato
estudiantil, que tiene la tarea de acumular fuerzas y experiencia
cuando no vivimos procesos de movilizaciones masivas, y emplear ambas
de forma decisiva cuando sí que vivimos procesos de este tipo.
Además, debe saber aceptar las derrotas sin disolverse y aprendiendo
de los errores cometidos.
Si
volvemos a la historia del movimiento estudiantil reciente,
entenderemos, entonces, la importancia que tiene el coordinarnos a
nivel estatal de una forma real y adecuada. Parece obvio que no es
posible enfrentarnos a las políticas educativas que se intentan
implantar desde tan solo ciertas provincias aisladas del Estado
español. Lxs estudiantes que sufren estas políticas están
repartidxs por todo el Estado, y es a todxs estxs jóvenes a lxs que
debemos aspirar a convencer de la necesidad de movilizarse y de
organizarse en un sindicato estudiantil con las preocupaciones antes
expuestas.
Pero
si, además, estudiamos lo ocurrido en el último curso, en el
2015-2016, encontramos que las tres coordinaciones estatales que
existen ahora mismo (Sindicato de Estudiantes, Frente de Estudiantes
y Estudiantes en Movimiento ) convocaron tres fechas distintas de
movilización estudiantil a escala estatal sin haberlas consensuado
entre ellas y sin haberlas vinculado con un trabajo concreto previo
en los diferentes centros de estudio. Desde nuestro sindicato
granadino, preocupadxs por el efecto que tienen las derrotas y la
posible y creciente desilusión de lxs estudiantes, pensamos que este
tipo de acciones son resultado de un olvido de la perspectiva
estratégica con la que ganar las reivindicaciones de lxs
estudiantes, y de haberse centrado tan solo en autoconstruir sus
organizaciones.
Nuestra
preocupación por no sufrir derrotas, nos obliga a reflexionar sobre
la necesidad de que todas las acciones de protesta sean unitarias. Es
decir, nos obliga a defender que es necesario que golpeemos todxs
juntxs y a la vez si lo que queremos es conseguir victorias. Desde la
Coordinadora Sindical Estudiantil proponemos la creación de un
sindicato estatal que nos coordine y nos aglutine a todas las
organizaciones sindicales estudiantiles de todas las provincias del
Estado español. Creemos que una organización estudiantil de
carácter sindical, estatal y unitario es el único tipo de
organización capaz de realizar la tarea de acumular fuerzas a lo
largo del tiempo y emplearlas durante las movilizaciones de masas
para conseguir realmente vencer a las políticas del gobierno
español.
Pero
como sabemos que la construcción de este tipo de organización es a
largo plazo y que la necesitad de la coordinación del movimiento
estudiantil es inmediata, nuestro sindicato estudiantil propone dos
medidas de transición que son aplicables en la más estricta
actualidad. La primera de ellas es la realización de una serie de
mesas de coordinación de los sindicatos estudiantiles de cada
provincia donde poder coordinar el movimiento, al menos localmente,
pudiendo hablar de estrategia entre todxs. Y la segunda es la
realización de un encuentro estatal al que acudamos absolutamente
todos los sindicatos estudiantiles del Estado español, donde podamos
establecer un calendario de movilización entre todxs, dejando atrás
las diferencias y poniendo en primer plano la necesidad de confluir
para acabar con la situación dramática de lxs jóvenes en el Estado
español.
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