¿Qué son
las revalidas?
Desde la Coordinadora Sindical Estudiantil queremos mostrar nuestro análisis y posición sobre uno de los acontecimientos con más interés para el alumnado de enseñanzas medias en este curso 2016/17, la cuestión de las reválidas.
Como ya tristemente sabemos, con la excusa de la crisis económica, los
ataques a la educación pública se han multiplicado. El objetivo, que haya menos
tituladxs universitarixs, más mano de obra barata, un papel mayor del sector
privado en la enseñanza que pueda obtener beneficios y una mayor segregación en
todos los estadios educativos.
El tasazo, la LOMCE, el decreto 3+2 y los recortes presupuestarios son solo
algunos de los ejemplos más graves de medidas encaminadas a los objetivos antes
dichos. Como resultado, más de 120.000
estudiantes menos en las universidades públicas, miles de despidos, recortes en las líneas de la enseñanza pública
en favor de la privada y la concertada, masificación, malas instalaciones… y a
todo esto este nuevo curso se le suma la cuestión de las reválidas. Pero… ¿qué
son las reválidas?
Se trata de unas pruebas externas
diseñadas por el ministerio de Educación de manera uniforme para todos los
centros educativos del Estado, con independencia de la situación de cada centro
a excepción de ligeras modificaciones respecto a las lenguas cooficiales en
centros dónde se estudien estas lenguas. Dichas pruebas se realizarían al terminar la Educación Secundaria y al terminar Bachillerato, con esta evaluación externa al centro (los y las trabajadoras
del mismo no tienen voz en la misma) se pretende maximizar los resultados
académicos y reconocer si el alumnado ha cumplido los objetivos establecidos.
Es de tal importancia dicha prueba, que el hecho de no aprobarla, conlleva no
obtener el título ya sea de Educación Secundaria o de Bachillerato según la
prueba que se suspenda. Asimismo, la misma obtención del título resultaría de
una media entre las notas del estudiante de las asignaturas cursadas y la
obtenida en dicha prueba. Con esta medida, el gobierno dice combatir el fracaso
escolar, pero la realidad es que se trata de otra forma más de expulsar a los
jóvenes del sistema educativo y dificultar a quienes tratan de continuar sus
estudios.
Es de señalar que si bien, se comienzan a realizar estas pruebas a partir del presente curso 2016/17, se ha afirmado por parte del gobierno en funciones, que este primer curso serán tan solo informativas, no teniendo efectos en la obtención del título aunque sí sirven como sustituto de la Selectividad a la hora del acceso a los estudios superiores. Asimismo, gracias a presiones de la comunidad educativa y las distintas plataformas por la Educación Pública se han logrado ligeras modificaciones, como la no eliminación del distrito único de acceso a la Universidad aunque quede abierta la posibilidad de que las distintas universidades creen criterios de admisión propios, así como se ha logrado evitar la publicación de los datos de estas pruebas, evitando por el momento que se establezca un ranking de centros docentes.
Buscando mantener la neutralidad y la estandarización de estas pruebas,
el propio Real Decreto 310/2016, de 29 de julio, nos indica que se realizaran
cuestionarios anónimos de contexto socio-económico de los centros docentes,
para intentar encuadrar los resultados y las diferencias entre los distintos
centros. Dichos cuestionarios serían realizados por las tres partes implicadas
en el proceso: docentes del centro, alumnxs y familias.
A la hora de
evaluar el impacto de estas pruebas externas vemos que:
En la ESO, el no aprobar esta reválida conllevaría no obtener el título
ni poder acceder tanto al Bachillerato como a la Formación Profesional,
exceptuando de esta última la FP Básica, que no deja de ser otra forma de
segregar al alumnado y darle un peor futuro, en tanto que esta FP Básica tan
solo ofrece un trabajo muy precario y unas posibilidades exiguas de intentar
volver al sistema educativo en caso de que el joven quiera intentarlo.
En Bachillerato, el no aprobar la reválida supone la no obtención del
título, la imposibilidad de acceder a la Educación Superior y además, la misma
nota media de la evaluación final supone
el principal criterio de admisión para acceder a estudios universitarios,
siendo un sustituto pobre de la desaparecida Selectividad, en tanto que los
criterios de admisión pueden variar de una universidad a otra. Como ya se ha
expuesto anteriormente, los rectores han consensuado mantener el distrito
único, pero esto es momentáneo, en futuros cursos la LOMCE les permitiría
cambiar los criterios al gusto de la universidad.
Esto es otra manera más de segregar y discriminar al alumnado, en tanto que en dichos criterios se incluye "la formación complementaria" algo que puede no estar al alcance de todos, en tanto que no deja de ser educación privada que supone un gasto añadido a las familias, muchas sin posibilidad de asumirlo.
En conclusión, para enfrentarse a las reválidas y al resto de ataques que
sufrimos como estudiantes y de manera conjunta con el resto de la comunidad
educativa, debemos organizarnos y luchar con nuestrxs compañerxs. Hemos de
movilizarnos junto con docentes y demás trabajadores y trabajadoras de la
enseñanza de manera sostenida para obligar a echar atrás estos ataques y poder
construir una educación que no sirva a los intereses de unos pocos sino al
nuestro y de los diferentes sectores de trabajadorxs de la enseñanza.
Fuentes:
Real Decreto
310/2016, de 29 de julio,
Real Decreto
1105/2014, de 26 de diciembre
Ley Orgánica 8/2013, de 9 de diciembre, para la mejora de
la calidad educativa.
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