Esta mañana se aprueba en el Consejo de
Gobierno de la Universidad de Granada el cambio de calendario
académico. Este proceso, que se ha dado a lo largo del curso en un
ambiente de falta de difusión, desinformación, y secretismo. Al fin
y al cabo, es un proceso en el que las estudiantes no han tenido
ningún papel. La Delegación General de Estudiantes, en una reunión
de apenas 24 personas, ha usurpado la voz de las alumnas y carece, en
este tema, de la legitimidad necesaria para imponer su criterio en
nombre de todo el mundo.
La Coordinadora Sindical Estudiantil exige,
dadas estas cuestiones, que se ponga en marcha un proceso
plebiscitario, con carácter vinculante, que permita abrir un debate
serio y libre sobre qué es más conveniente para el alumnado.
Creemos que un consejo de gobierno presidido por una rectora que se
auto describe como defensora de la voz de las estudiantes no puede,
en ningún caso, tomar una decisión que afecta al futuro de la
enseñanza en esta universidad sin tener en cuenta la opinión de las
propias estudiantes que, a fin de cuentas, son las que tienen que
organizar su vida académica.
No solo abogamos por un proceso
democrático, sino que nos posicionamos en esta cuestión. Teniendo
en cuenta las experiencias de todo el Estado en este tema, sabiendo
de manera más directa qué suponen estos cambios para las
estudiantes más vulnerables, las trabajadoras, nos negamos a
reconocer este cambio como positivo, y presentamos los siguientes
argumentos preliminares:
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La dificultad de conciliación laboral y estudiantil: El adelanto de un mes supone una dificultad añadida para quienes trabajan en periodo de Navidad, y que nada más terminar deben examinarse.
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La mayor dificultad para planificar las recuperaciones: La reducción del tiempo entre las convocatorias ordinarias y las extraordinarias no permite ni la reflexión sobre las asignaturas recién suspendidas, debido al solapamiento del tiempo intermedio y el tiempo de entrega de notas. En las asignaturas de 1er cuatrimestre tienen menos tiempo de preparación, y su repaso empieza de cero.
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La imposibilidad de poder tratar con un mayor número de asignaturas para recuperar, debido precisamente a la reducción de tiempo. Las estudiantes que trabajan tienen mayor dificultad para separar las asignaturas de cada convocatoria. Esto facilitará el absentismo en la convocatoria de recuperación y el posterior aumento del precio de la matrícula para quienes no puedan con estos tiempos.
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No existe la garantía de que se aplique el cambio de manera correcta. En otras universidades, como pasa en Córdoba, no han logrado ejecutar el cambio y tienen periodos de exámenes en julio Y también en septiembre, ya empezado el curso académico.
Sabemos los argumentos que ponen desde la
institución, y creemos que no tienen en cuenta ninguna de las
cuestiones más serias. Creemos que argumentos como tener “vacaciones
de verdad” no atienden a la realidad de las estudiantes que
necesitan estar adaptadas a los tiempos del mundo laboral para poder
seguir estudiando, y creemos que este cambio facilita la expulsión
de estudiantes de la universidad.
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