Este es el séptimo año en el que
la Universidad de Granada imparte el máster de profesorado de Educación
Secundaria. Año tras año las quejas, tanto de una parte del profesorado como de
la mayoría del alumnado, son continuas. Cuestiones tan elementales como la
definición de los horarios, la plantilla de docentes o los centros donde se
impartirán los módulos son improvisados y en último momento. Por si todo lo que
se ha ido acumulando año a año fuese poco, durante el presente curso nos
encontramos con grupos con más de 60 alumn@s, algo que hace completamente
imposible una formación profunda y compartida.
Un grupo de alumn@s de diferentes
grupos del máster de profesorado hemos llegado a la conclusión de que esta
situación es insostenible. No entendemos cómo un máster de estas
características puede considerarse un mero trámite, en el cual no es
prioritaria la formación que recibimos sino simplemente tenernos durante un año
yendo a clases magistrales obligatorias y haciendo tareas, que en la mayoría de
los casos son tediosas y poco útiles para nuestra futura dedicación docente.
No nos vamos a quedar callad@s,
soportando y esperando a que acabe el máster. Creemos que no es justo ni para
nosotr@s mism@s como futur@s docentes, ni para el alumnado al que le impartamos
clase, ni para las generaciones de estudiantes que llegarán al máster los próximos años.
Las quejas que hemos escuchado durante
el transcurso de nuestras propias clases han sido muchas, pensamos que algunas
de éstas recogen el sentir general de gran parte del alumnado del máster:
1) El
profesorado, las facultades dónde se impartan las clases, la duración de los
módulos, el sistema y actividades de evaluación y el horario deben estar
definidos desde septiembre. Es inconcebible que haya módulos en los cuales una
semana antes de su inicio no está definido ni el profesorado. En varios módulos
hemos visto cómo algun@s profesor@s no se han preparado el temario o no han
tenido la posibilidad de adaptarlo, no por incompetencia sino por simple falta
de previsión.
2) Menos
enfoque teórico y más enfoque práctico. A nivel formativo el máster está
proyectado a ser profesionalizante, esto significa que nos tiene que ser útil
para nuestra práctica docente en el futuro. La realidad es que nos encontramos
clase tras clase, salvo en honrosas excepciones, un profesorado formado en
materias teóricas y de investigación pero en muchos casos alejad@s de la
dedicación docente en secundaria. No entendemos cómo es posible que nos formen
para dar clase en institutos profesionales de la investigación y la docencia
universitaria que no han impartido clase jamás en un centro de secundaria.
3) Más
tareas cualitativas y menos cuantitativas. En varios módulos nos hemos visto en
la situación de hacer un trabajo detrás de otro. Trabajos que en la mayoría de
los casos son de poca utilidad pedagógica para nosotr@s, ya que nos obligan a
dedicar una buena parte de nuestro tiempo a tareas poco reflexivas pero de una
extensión desproporcionada.
4) Eliminación
del módulo complementos de la formación
de los créditos obligatorios del máster. Condensar nuestras carreras previas en
unas pocas clases no tiene ninguna utilidad docente. Hay fórmulas alternativas
para que las personas que no son directamente de la especialidad puedan
formarse, como puede ser promocionar el módulo como créditos de libre
disposición u optativo.
5) Menos
alum@s por clase. En algunos grupos estamos más de 60 alumn@s. La titulación de
máster está concebida, se supone, para garantizar una formación profunda sobre
determinados ámbitos, en nuestro caso la docencia en secundaria. La realidad es
que con 60 alumn@s por clase la formación es mucho más dispersa, la relación
profesor-alumn@ es prácticamente inexistente y la posibilidad de compartir
experiencias entre compañer@s es imposible.
6) Eliminación
de la obligatoriedad de la asistencia. Hemos escuchado en muchas ocasiones que
el máster es presencial y que eso significa que la asistencia es obligatoria.
La realidad de much@s estudiantes del máster es que trabajan o tienen
dedicaciones familiares que dificultan la asistencia. El hecho de que el máster
sea un trámite obligatorio para poder presentarse a las oposiciones tiene que
traducirse en una mayor flexibilidad para compatibilizarlo con otras
ocupaciones.
7) Atención
a la diversidad como módulo obligatorio. Nos vamos encontrar en el aula con
situaciones muy difíciles de afrontar sin tener una formación previa. Creemos que
el máster debería dedicar una parte de la formación obligatoria a la gestión de
la diversidad y del potencial de la misma en los centros educativos de
secundaria.
Pensamos que ésta es una lista de
mínimos que deberían cumplirse en el máster de educación secundaria. Sabemos
que algunos de estos puntos no son competencia directa de la Universidad de
Granada, exigimos aún así que la UGR se oponga públicamente y se posicione del
lado de l@s estudiantes y del profesorado del máster de secundaria y no del
bando de l@s que quieren convertir esto en un negocio o un trámite con el que
filtrar a las personas que se presenten a las oposiciones.
Garantizar una educación pública
y de calidad implica formar a profesionales competentes y conscientes de la
tarea que tienen por delante. El alumnado que pasará por nuestras aulas no se
merece que nuestra formación haya sido minusvalorada por las distintas
administraciones. Nuestra tarea como futur@s profesor@s es y será defender la
educación pública de los poderes que intentan convertirla en el negocio de unos
pocos. Por ello, creemos que como estudiantes de este máster o futur@s
estudiantes de éste máster nuestra tarea es visibilizar públicamente esta
situación y pelear porque esta inercia no siga hacia adelante como si nada.
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